A diferencia de un motor de
combustión interna que está diseñado específicamente para funcionar
quemando combustible, un vehículo eléctrico obtiene la tracción de los motores
eléctricos.
Alimentación externa del vehículo
durante todo su recorrido, con un aporte constante de energía, como es común en
el tren eléctrico y el trolebús.
Energía proporcionada al vehículo
en forma de un producto químico
almacenado en el vehículo que, mediante una reacción química producida a
bordo, produce la electricidad para
los motores eléctricos. Ejemplo de esto es el coche híbrido no enchufable,
o cualquier vehículo con pila de combustible.

Energía eléctrica subministrada
al vehículo cuando está parado, que es almacenada a bordo con sistemas recargables,
y que luego consumen durante su desplazamiento.

Energía generada a bordo
usando energía solar generada
con placas fotovoltaicas, que es un método no
contaminante durante la producción eléctrica.

BATERÍAS
DE IÓN-LITIO
Además de contar con uno o
varios motores eléctricos como principal sistema de
propulsión, muchos de los modelos de vehículos eléctricos llevan
instaladas baterías, normalmente de ión-litio, que se recargan en tomas
domésticas. Dependiendo del tipo de coche y de la batería que lleva
incorporada, los tiempos de carga son muy diversos desde 8 horas hasta 20
minutos. En ocasiones, suelen incluir un motor de gasolina que actúa como
generador de energía para recargar las baterías.
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